Ignorancia, mala fe o ambas de AFP contra visita privada de René González a Cuba
Norelys Morales Aguilera.-
Un despacho de la agencia AFP firmado por Carlos Batista desde La
Habana se centra en que “Medios cubanos limitan información sobre la
visita de agente condenado en EEUU”, ignorando olímpicamente que se
trata de una visita privada muy particular.
René González Sehwerert se encuentra en bajo “libertad
supervisada” en Estados Unidos, como una forma más de extender su
castigo por haber estado allí monitoreando a los grupos terroristas
afincados especialmente en Miami. Deberá cumplir lo que le han impuesto
las autoridades norteamericanas, que solo aceptaron una "visita
privada".
Que la implacable jueza federal Joan Lenard haya permitido el viaje
y que las autoridades norteamericanas extendieran el permiso, a nadie
escapa que es un gesto, pero podría ser también una maniobra para
equiparar el caso de Alan Gross que fue detectado infraganti en la isla
en labores de espionaje y subversión. Nada parecido a lo que hacían los
Cinco en Norteamérica.
Batista debió haber leído bien las condiciones en que viaja a Cuba
René, pero no las dice: “entrega del itinerario detallado del viaje, su
localización en Cuba e información de contacto en el país, así como el
mantenimiento de comunicación telefónica sistemática con su oficial
probatorio.”
Los medios cubanos habrían deseado dar esa cobertura, mostrar el
momento de la llegada del Héroe, el encuentro con su familia. La inmensa
mayoría del pueblo lo habría deseado, pero obvia el señor Batista las
condiciones de esa singular visita privada donde toda una familia está
de luto, con otro hijo moribundo, y por otra parte, él no contactó a
ningún familiar para saber su voluntad.
Corresponderá a la familia decidir si aceptan cobertura del
encuentro de René con su esposa Olga Salanueva a quien le han negado
durante más de una década la posibilidad de visitarlo en prisión, el
encuentro con la atribulada madre, Irma. En fin es una visita dolorosa,
merece respeto.
Pero, ese más elemental respeto también lo obvia el periodista para
agredir a los medios cubanos con el estúpido argumento de que están
“bajo control estatal”. Sería mucho pedir que diga que no pertenecen a
ningún dueño, que se afanan para darlo todo al pueblo y que no hay obra
humana tan novedosa en este mundo mercantilizado, al contrario de los
que convierten en mercancía los sentimientos de las personas.
Se prueba una vez más que cualquier noticia relativa a Cuba que de
algún modo agreda, mediatice, mal informe o desprestigie, será
bienvenida para un redactor corporativo y será publicado el despacho
como en este caso.